Y de repente ya es invierno.
El viaje queda atrás. Los sueños, las preocupaciones, los miedos. El juego ha terminado, ya no hay más días.
Ahora empieza el resto.
Todo ha salido muy bien: he dormido la mayoría del vuelo, los autobuses muy bien, hace fresquete (pero menos del que esperaba) y la casa y el casero genial. Mañana será otro día.
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